La Provincia
Panorama desolador

La pobreza es mucho más grave en el Conurbano y aumentó la asistencia alimentaria municipal

A nivel nacional la pobreza llegó al 52,9 por ciento, pero en el Gran Buenos Aires se asciende al 59,7 por ciento y la indigencia al 22,7 por ciento.(Dibujo: NOVA)

El informe sobre pobreza e indigencia presentado este jueves por el INDEC reveló una realidad que no es nueva para los intendentes del conurbano bonaerense. Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, los municipios que rodean la Ciudad de Buenos Aires experimentaron un alarmante aumento en la demanda de asistencia alimentaria, con incrementos de hasta un 75 por ciento en algunos distritos.

Este dato proviene de un relevamiento realizado en el primer, segundo y tercer cordón del Gran Buenos Aires, una región que representa solo el 1 por ciento de la superficie del país, pero que concentra al 25 por ciento de la población total y al 64 por ciento de los habitantes de la provincia.

Según el informe del INDEC correspondiente al primer semestre de 2024, el 52,9 por ciento de la población es pobre, y el 18,1 por ciento, indigente. En la región del Gran Buenos Aires, estas cifras ascienden al 59,7 por ciento de pobreza y al 22,7 por ciento de indigencia. Comparado con el segundo semestre del año anterior, la pobreza aumentó 14,7 puntos porcentuales (era 45 por ciento) y la indigencia subió 8,3 puntos (fue 14,4 por ciento).

Las fuentes consultadas reportan, además, una caída significativa en la oferta laboral y un aumento en los casos de violencia, como un reflejo de la crisis.

Falta de comida

En San Martín, ubicado en el noroeste del primer cordón del conurbano y gobernado por el peronista Fernando Moreira, la asistencia en alimentos aumentó un 75 por ciento respecto de diciembre del año pasado. El municipio atiende a más de 28 mil personas por día a través de 180 comedores y merenderos, y cada mes recibe un promedio de 15 solicitudes para abrir nuevos comedores.

El municipio distribuye mensualmente 138.212 kilos de alimentos y 14.000 bolsas de emergencia para las familias más vulnerables, aunque el Estado nacional ha reducido su apoyo, lo que ha obligado a incrementar la intervención local.

Un jefe comunal de la tercera sección del conurbano sur señaló que en su municipio la demanda alimentaria aumentó un 50 por ciento. Todos coinciden en que la asistencia "no alcanza", mientras buscan nuevas estrategias para contener la situación.

"Veo una demanda como nunca"

En Merlo, parte del tercer cordón, el intendente Gustavo Menéndez, en su tercer mandato, explicó que asisten a 130 mil personas, pero "no alcanza", ya que solo pueden ofrecer comida tres veces por semana. Menéndez señaló que la situación actual supera incluso los peores momentos del gobierno de Mauricio Macri. Criticó al gobierno de Milei por no distribuir recursos y advirtió sobre el cierre de pymes y comercios.

Cacerolas no, violencia sí

Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar, en el tercer cordón del conurbano norte, destacó el aumento exponencial de la venta ambulante, reflejo de la degradación económica general que afecta a todos los sectores. Además, advirtió sobre el crecimiento de la violencia entre vecinos, familiares y en accidentes de tránsito, como una forma de expresión de la creciente desesperación social.

Estrategias locales ante la crisis

Ante esta situación, los intendentes han tomado medidas para paliar la crisis. En Avellaneda, el intendente Jorge Ferraresi implementó un programa que transforma escuelas en comedores durante los fines de semana. Lo que comenzó con 15 establecimientos ha tenido que expandirse debido al aumento de la demanda. Otro intendente de la tercera sección destacó el crecimiento del programa provincial MESA, que entrega entre 80.000 y 100.000 módulos alimentarios mensuales a través de las escuelas. Sin embargo, criticó al gobierno de Milei por interrumpir la entrega de alimentos a los municipios.

Los intendentes advierten que la situación es insostenible sin mayores recursos. Con el aumento de la pobreza, también crece la desesperación en el conurbano, donde la ayuda municipal se ha vuelto cada vez más crucial. Sin un plan nacional claro, los jefes comunales temen que la crisis social continúe agravándose.

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