El radicalismo bonaerense apura definiciones para las elecciones de septiembre y octubre, con un fuerte reclamo de los territorios de “ni con Axel Kicillof ni con Javier Milei”.
Tras una exhaustiva ronda de consultas con los 135 comités locales, el partido boina blanca debe ahora elegir su camino en un escenario polarizado, con un fuerte reclamo de sus bases de mantenerse equidistantes tanto del kirchnerismo como de los libertarios.
El sondeo con las ocho secciones electorales, encabezado por Miguel Fernández y Pablo Domenichini, arrojó un resultado casi abrumador: entre el 75 y el 80 por ciento de los comités se pronunciaron a favor de una postura alejada de los extremos que representan los K y Milei.
Esta voz de los afiliados, que fue especialmente rotunda en secciones como la Cuarta, marca un claro mandato para la dirigencia.
La misma línea prevaleció en la reunión con los 27 intendentes del partido, donde, salvo por 7 u 8 excepciones, la mayoría coincidió en la necesidad de construir una fuerza de centro. Sin embargo, este posicionamiento abre un abanico de posibilidades y desafíos.
Una de las ideas que surgió con fuerza es la de competir solos, con la “querida Lista 3”. Aunque esta opción entusiasma a los más puristas del partido y podría unificar a los sectores internos de Maximiliano Abad y Martín Lousteau, también genera interrogantes sobre la viabilidad electoral, especialmente a nivel seccional.
Días atrás, un viejo mariscal de la Cuarta, Miguel Lunghi, le dijo a NOVA que buscará desligarse de la estrategia provincial y buscará promover una lista radical propia, alejado de las alianzas de centro que pregonan desde el abadismo.
Otro de los mariscales del radicalismo como es el caso de Gustavo Posse marcó una posición similar. El ex intendente de San Isidro avisó al Comité Provincia que irá como primer candidato a concejal “si es necesario con una lista corta” para “recuperar el distrito en 2027”.
Un colaborador de extrema confianza de Posse avisó a NOVA: “No estamos viendo un armado seccional serio, asi que no descartamos ir solos, en una lista corta, porque en esta oportunidad no va a haber arrastre de los candidatos nacionales”.
Abad, por su parte, esperaba que los Comités distritales le habiliten la posibilidad de negociar con los sectores del PRO que no acuerdan con La Libertad Avanza (LLA) y reeditar Cambiemos, como en 2015, aunque con un poderío de la UCR por la cantidad de intendentes que predominan.
De reojo, el radicalismo sabe que perderá muchos escaños en la Legislatura por la elección que se juega el 7 de septiembre y esperan que el daño de la polarización no pegue en los Concejos Deliberantes que dominan, algo que puede difícil que pase sin una buena elección seccional.







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