Para eso, el expresidente quiere blindar a Cristian Ritondo, que será el próximo mandamás del partido amarillo en territorio bonaerense y avanza en una alianza con Diego Santilli para sostener un tándem que puede disputar con Axel Kicillof.

Esa estrategia se enmarca en medio de los tironeos de los aliados de Macri a las políticas que lleva adelante Javier Milei, mientras que el líder del Pro nacional busca purificar el espacio y llevar adelante una depuración “de traidores”, como llaman a los jugadores de Patricia Bullrich en la interna.

Mientras, la ministra de Seguridad echó el sábado a Vicente Ventura Barrerio, que se desempeñaba como el segundo del Ministerio y era el hombre de extrema confianza de Cristian Ritondo, que lo acompañó en el ministerio de seguridad bonaerense durante la gestión de María Eugenia Vidal.

Sin embargo, Bullrich no sólo desplazó a su número dos, sino que además lo denunció por una supuesta intervención en la compra de comidas para el Servicio Penitenciario Nacional ante la oficina Anticorrupción y se detalla en la denuncia que Ventura Barreiro se presentaba como “el próximo ministro cuando se vaya Patricia”.

La mirada de Bullrich está puesta en el 4 de julio, cuando en el Pro se lleven adelante las definiciones para que la ministra de Seguridad quede a cargo del máximo sillón del Pro, ante la mirada de Macri como jefe partidario. Es que la Asamblea que podría encabezar Bullrich se encarga, ni más ni menos que de las alianzas partidaria en los años electorales, espacio codiciado en toda estructura partidaria.

Este martes, cuando se cierren las listas para normalizar el Pro bonaerense, Macri quedará con todas las cartas en la mesa y verá si los aliados le respondieron o se jugaron por Patricia Bullrich al momento de definir el partido.

Cerca de Bullrich niegan una participación electoral en el Pro bonaerense y apelan a desconocer la elección porque la senadora Daniela Reich tiene mandato hasta 2026. Sin embargo, la elección de 2023 y el surgimiento de Javier Milei como fenómeno político apuró los tiempos en el partido amarillo.

Tiempo atrás, Bullrich y Ritondo coincidían en que Reich “es una dirigente que nadie escucha y nadie conoce. No puede seguir presidiendo el partido”. Ahora, para la ministra, defender el tándem Reich-Valenzuela es cuestión de vida o muerte.