Sin embargo, en lugar de revisar planes operativos contra la inseguridad, el escenario habría sido otro: velas, champán y caricias furtivas en su despacho privado, donde nadie, absolutamente nadie… ¡podía entrar!  “Los edificios oficiales cierran a las 19:00, pero ellos se quedaban hasta altas horas y sacaban a los custodios bajo el pretexto de una “vigilancia especial”.

Cuando alguien preguntaba, les mostraban unos papeles y decían ‘es el plan anticrimen’; al rato, salían por la puerta de atrás con la secretaria subida al auto”, confiesa un empleado que prefiere mantener su anonimato.

 Los rumores van más allá: aseguran que el ministro llevaba duplicados de las llaves del despacho para reunirse con ella incluso fines de semana, cuando el edificio oficial está absolutamente desierto. ¡Todo un operativo digno de película de espionaje… pero con mucho amorío al estilo folletín!

Por ahora, ni Alonso ni su entorno han emitido declaración alguna. Y aunque en el mundillo político ya circulan memes y capturas de pantalla de supuestos mensajes de Whatsapp que denotan un “tono muy personal”, todo esto es, hasta ahora, mera especulación.

Sin pruebas contundentes ni voces oficiales que confirmen el affaire, habrá que esperar si algún periodista “valiente” decide meter la mano en este cajón de sastre… o si la historia queda solo en chismes de pasillo.

Rumores de reemplazo

El escenario de crisis en Seguridad ha abierto la puerta a rumores sobre un posible reemplazo de Alonso. Entre los nombres que suenan para ocupar su cargo se encuentran Sujarchuk y Leonardo Nardini, intendente de Malvinas Argentinas y exministro de Infraestructura bajo la gestión de Kicillof.

También suena Gastón Granados, intendente de Ezeiza, quién ha hecho de la seguridad una de las banderas de su gestión. Gastón es hijo de Alejandro Granados, exministro de Seguridad de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Scioli.