El líder del Frente Renovador (FR) comenzó a moverse con todo. Hace una semana reunió a su círculo íntimo para mostrar la estrategia que tendrá el massismo para avanzar en el año electoral y está dispuesto al rediseño del tablero político para dar un salto hacia el 2027.
El ex presidente, Mauricio Macri, muestra su preocupación ante la posible disolución de su brazo político que armó hace 20 años atrás. El surgimiento de La Libertad Avanza (LLA) y la pelea por el liderazgo de la derecha, hace correr riesgo la estabilidad de Propuesta Republicana (PRO).
En La Libertad Avanza (LLA) dejaron atrás los discursos contra la casta y las mafias que utilizaron en la campaña electoral y comenzaron un proceso de transformación de la batalla cultural contra la agenda Woke y una supuesta lucha contra el comunismo internacional, digno de la Guerra Fría.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof, prepara una cumbre con los intendentes más cercanos para avanzar hacia la campaña electoral y busca tender puentes con Cristina Fernández de Kirchner luego del distanciamiento por la elección del Partido Justicialista (PJ) nacional.
El líder del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, fue el hombre que le garantizo un año legislativo con tranquilidad a la Casa Rosada y fue más orgánico que los propios libertarios que, como en el Senado, rompieron lazos con el Ejecutivo nacional por la propia dinámica del Gobierno.
Mientras el oficialismo libertario se mata en la interna y busca una salida anticipada de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, del otro lado de la grieta piensan en la consolidación de un bloque duro con una fuerte conducción interna.
La jugada de Jorge Macri y la reacción de las principales espadas de La Libertad Avanza (LLA) generaron repercusiones en Unión por la Patria de la Provincia de Buenos Aires.
El fin de año de Axel Kicillof fue un aprendizaje rápido de cómo la rosca del peronismo bonaerense puede generar más dolores de cabeza que el propio Javier Milei. Sin embargo, los ingenieros electorales ya maquinan las estrategias para quedarse con el bastón de mariscal para las próximas elecciones.
El jueves a la tarde noche el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, recibió otra lección que en la política no pueden intervenir solamente los técnicos.
La discusión del peronismo comenzó a tener canales de diálogo por fuera de los medios de comunicación. Axel Kicillof se expuso a una emboscada que le prepararon Máximo Kirchner y Sergio Massa, para exponerlo frente a Cristina Fernández de Kirchner.
El presidente de la Nación, Javier Milei, juega al misterio con el presidente del PRO, Mauricio Macri, y le esconde las cartas. Sabe que, en el fondo, se necesitan hasta diciembre que viene, aunque con un Congreso virtualmente paralizado, desde Casa Rosada tiran de la cuerda para tensar un acuerdo electoral que puede no llegar.
El gobernador bonaerense comenzó su segundo mandato con otro chip. La campaña electoral por la reelección lo encontró con un problema, la falta de una base social propia que respalde la línea que bajaban él y sus enviados.
“Es tiempo de cambios”. Parece un slogan de campaña de algún partido vecinal, pero no. Es lo que corre en los pasillos legislativos pensando en 2025 y la preocupación sobre el cierre de año caliente mientras el fantasma de la Reforma Política amenaza con lograr poner fin a la ley que impide la reelección indefinida.
Los cambios en el sistema electoral que impuso el Gobierno de Javier Milei hicieron que en la Provincia el peronismo saque a la cancha toda la ingeniería para contrarrestar el golpe y no perder pisada ante los embates libertarios.
La Legislatura bonaerense funcionó de manera correcta. Dentro de las expectativas, sesionó todos los meses al menos una vez pese a encontrarse en el ojo de la tormenta luego del Caso Chocolate. Ahora, promete ser el foco de todas las miradas con reformas estructurales.
La interna del peronismo se lleva todos los flashes. A la expectativa de las esquirlas que deje la pelea entre La Cámpora y Axel Kicillof, sumado al rol de Cristina Fernández de Kirchner al frente del PJ, en las filas libertarias comenzaron a mover la ingeniería electoral para avanzar en una convergencia hacia el 2025.
Si respetamos los tiempos actuales, en 367 días los argentinos volvemos a las urnas para determinar la nueva conformación del Congreso nacional, mientras que los bonaerenses esperan expectantes lo que el Gobierno provincial prepara para las ocho secciones que definen el nuevo tablero político de cara al 2027.
La alianza más impensada en la provincia comenzó a tener efectividad. El malestar del peronismo en general con La Cámpora (LC) marca el termómetro de la relación entre el Frente Renovador (FR) y Axel Kicillof.
La organización que conduce Máximo Kirchner marca el termómetro que vive el peronismo bonaerense y la semana será marcada por una definición abrupta al interior de Unión por la Patria (UxP) y que será la previa del acto del Día de la Lealtad, donde el foco estará en Berisso y la foto del gobernador Axel Kicillof.
El Presidente comenzó a marcar la agenda política del país y pese a que desde Gobernación lo oculten, los cambios en el sistema electoral comenzaron a hacer mella y Axel Kicillof puso a trabajar la ingeniería para el 2025.
“Las nuevas canciones que no dejan cantar los viejos artistas”, fue el mensaje que bajó un ministro del Gabinete provincial luego del acto de Máximo Kirchner durante la semana en Gobernación. La bala había entrado, lo que el hijo presidencial quiso fue ejecutado a la perfección.
El peronismo bonaerense es un polvorín. Los últimos días se vivieron los días más tensos desde que Javier Milei ganó la elección en noviembre de 2023 y la reaparición pública de todos los actores hizo que cada uno muestre las cartas.
El peronismo vive momentos de tensión extrema y comienzan a mostrarse algunas definiciones en cuanto a quién puede conducir el proceso electoral que viene, para hacer frente a la discusión con Javier Milei.
El peronismo bonaerense vivió una de sus semanas más tensas por los cruces entre los dirigentes que acompañan a Axel Kicillof y los que creen que la jefatura política provincial le corresponde a Máximo Kirchner. Las gestualidades que se cruzan entre ambos bandos pone la interna en un momento caliente para lo que viene.
Un sector duro del kirchnerismo bonaerense, con el visto bueno del gobernador Axel Kicillof, avanza sobre uno de los poderes del Estado y el mandatario busca cerrar la grieta y escapar de los fantasmas de la interna partidaria para pensar en su estrategia para la campaña presidencial del 2027.
La interna a cielo abierto que están librando los libertarios tiene su repercusión en territorio bonaerense y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, comienza a tomar protagonismo en uno de los espacios más importantes para el peronismo.
Mientras el mandatario provincial Axel Kicillof insiste sobre los suyos sobre el armado político para ganar musculatura, en el peronismo se miran de reojo con la idea de pensar la sucesión del binomio que comanda administrativamente la Gobernación.
Se vienen horas claves en el radicalismo bonaerense. Los intendentes presionan a la tirantes de los popes del comité Provincia y buscan ser la prenda de unidad. Por otro lado, la familia Manes quiere quedarse con todo y juega la carta de una alianza con Martín Lousteau, aunque en silencio total.
La confirmación de la colocación de la Planta de GNL en Río Negro y la victoria de Alberto Weretilneck, que significó una pérdida de, al menos, 30 mil millones de dólares para el sur bonaerense, puso en peligro los sueños de Axel Kicillof de caminar hacia la carrera presidencial y tener una carta más para mostrar.
El sueño presidencial de Axel Kicillof comienza a jugar en este semestre. El gobernador tiene cuatro meses de sesiones ordinarias para poder implementar una reforma política que busque hacer equilibrio en la interna del peronismo y lo coloque como uno de los ganadores de las elecciones intermedias para afrontar un 2027 con el carro ganador.